GRAN CANARIA, VITIVINICULTURA Y PAISAJE
El cultivo de la vid en Gran Canaria se caracteriza por su fragmentación, a diferencia de los grandes viñedos en zonas continentales, y a una diversidad de agrosistemas vitícolas resultado del esfuerzo y la adaptación de los viticultores a un entorno desafiante.
En Gran Canaria, los viticultores han logrado una hazaña impresionante: adaptar la vid al entorno insular mediante prácticas culturales específicas, creando pequeñas parcelas de cultivo que forman su propio paisaje dentro del paisaje. Estos viñedos ocultos sorprenden con su diversidad de colores y organizaciones, convirtiéndose en la característica distintiva del paisaje vinícola en la isla.
La compleja orografía de la isla ha dado lugar a diversos paisajes vitivinícolas, desde viñedos ubicados en hoyas, bancales hasta laderas con fuerte pendiente. Los viticultores han trabajado arduamente para crear suelos sostenibles, utilizando materiales geológicos locales, dando lugar a paisajes antropogénicos de gran belleza y valor etnográfico.
El vino canario tuvo un carácter industrial y exportador a partir del siglo XVI, pero a lo largo del tiempo, su importancia internacional se redujo, llevando al cultivo de la vid a un enfoque más local y complementario de otras actividades agrícolas. Sin embargo, en las últimas décadas, ha habido un resurgimiento impulsado por la tradición familiar y la creciente demanda turística. Los nuevos viticultores se centran en aspectos como el suelo, la orientación, la altitud, las variedades de uva y las densidades de plantación.
Aunque la mayoría de los viñedos en la isla son policultivos, donde las vides comparten espacio con otras plantaciones, esto crea paisajes interesantes y únicos en entornos de gran belleza y atractivo turístico.
Debido a la abrupta orografía en la que se encuentran los viñedos, hay una escasa mecanización de las labores agrícolas. Aproximadamente el 28% de la superficie dedicada al cultivo de la vid se sitúa en pendientes pronunciadas, lo que se considera una práctica heroica en la viticultura.
A pesar de los cambios económicos y la presión urbanística, los viticultores han demostrado una gran resiliencia. Para mejorar la producción y superar los desafíos orográficos, se han introducido sistemas de plantación en espaldera en combinación con los sistemas tradicionales. Es común encontrar una misma finca con una combinación de sistemas tradicionales de cultivo como el vaso rastrero, vaso alto y parral en pérgola alta o latada, junto con los nuevos sistemas de conducción en espaldera, que permiten una mayor mecanización del cultivo y, a su vez, ahorro de tiempo y mano de obra.
Sumérgete en la fascinante historia y tradición de los viñedos de Gran Canaria. Explora la riqueza de nuestros paisajes y déjate seducir por la singularidad de nuestros vinos. Te invitamos a vivir una experiencia enoturística inolvidable, donde cada sorbo te llevará en un viaje sensorial a través de nuestra tierra y cultura.
Canarias es una de las pocas regiones del mundo libre de filoxera, circunstancia que ha permitido conservar un valioso patrimonio varietal y la preservación del cultivo de las cepas en pie franco, es decir, directamente plantada en el suelo volcánico y sin necesidad de portainjertos.
En Gran Canaria se cultivan en torno a 24 variedades locales que se utilizan para la elaboración de vinos que hablan de nuestra singularidad, identidad y tradición, y contienen notas y matices únicos que son capaces de transportarte a nuestra isla.
Una diversidad de localizaciones que, conjugada con los diferentes sistemas de cultivo y demás prácticas agrarias en las que conviven tradición e innovación, dan como resultado una diversidad de paisajes de viñedos por descubrir.
Unas prácticas agrarias eminentemente manuales, con unas vendimias que se prolongan hasta cuatro meses debido a los microclimas isleños y a los dispares puntos de maduración de las distintas variedades de uva.
En cuanto a las variedades tintas, destacamos:
Listán negro
La producción y rusticidad que presenta la listán negro son las razones que la hacen ser la variedad tinta más extendida por toda Canarias, además de presentar calidades que rozan la excelencia en las zonas más apropiadas para su cultivo.
Tintilla
Aporta colores violáceos a los vinos gracias a su alto contenido en antocianos. Aunque su producción es menor debido al tamaño pequeño de sus racimos, ofrece vinos de calidad exquisita.
Baboso negro
Similar a la tintilla en características y calidad, se destaca por su ciclo de maduración más corto, lo que permite su vendimia antes que otras variedades tintas.
Vijariego negro
Aunque de producción media y menos conocida que las mencionadas anteriormente, su acidez en el momento de la vendimia aporta una frescura natural a los vinos elaborados con esta variedad.
En cuanto a las variedades blancas, resaltamos:
Listán blanco
Ampliamente extendida en las Islas Canarias debido a su resistencia a enfermedades y buena producción, proporciona uvas de calidad en suelos pobres y cotas altas, y suele ofrecer vinos limpios y neutros.
Moscatel de Alejandría
De cultivo extendido en las Islas Canarias, esta variedad es productiva pero sensible a enfermedades. Su pulpa con alto contenido de terpenos proporciona un sabor característico tanto a las uvas como al vino.
Malvasía volcánica
Proviene del cruce entre la malvasía aromática y la marmajuelo. Es una variedad muy productiva, de racimos grandes y uvas de muy buena calidad que suelen proporcionar vinos limpios con buena acidez.
Albillo del Monte Lentiscal
Característica de Gran Canaria y más en concreto de la comarca vitivinícola del Monte Lentiscal. Se encuentra actualmente en riesgo debido a que está siendo suplantada por variedades más productivas, aunque son varias las bodegas que mantienen su cultivo de manera testimonial. Es una variedad de producción media y buena acidez con la que se pueden realizar vinos interesantes y con personalidad.
La Ruta del Vino de Gran Canaria abarca todo el territorio de la isla de Gran Canaria, coincidiendo con el ámbito territorial de la Denominación de Origen Protegida de Vinos Gran Canaria, que garantiza la calidad y autenticidad de los vinos producidos en esta región.
Gran Canaria, conocida como un “continente en miniatura” según la expresión atribuida al humanista Domingo Doreste “Fray Lesco”, alberga una diversidad climática, morfológica y ecológica asombrosa. En medio de las Islas Canarias, un archipiélago de origen volcánico enclavado en la zona del Atlántico Oriental denominada la Macaronesia, Gran Canaria posee un muestrario de paisajes muy poco corrientes.
De forma redondeada, su perfección geométrica se ve interrumpida por accidentes geográficos notables, como la península de La Isleta al noreste, la punta de Maspalomas al sur y la mordida en forma de medialuna entre la punta de La Aldea y la punta de Sardina al noroeste. En el corazón de la isla, el imponente Morro de la Agujereada se eleva como el punto más alto, alcanzando los 1956 metros sobre el nivel del mar.
La formación de la isla ha sido moldeada por tres grandes ciclos eruptivos y periodos de inactividad volcánica, lo que ha dado lugar a una distribución heterogénea del volcanismo y a dos vertientes con contrastes geomorfológicos pronunciados. La mitad suroeste, conocida como “Paleocanaria”, es el resultado del volcanismo de etapas anteriores y ha sufrido una gran erosión a lo largo del tiempo. Por otro lado, la mitad noreste, denominada “Neocanaria”, ha sido escenario de erupciones más recientes. Estos factores geomorfológicos, junto con la influencia de los vientos alisios del noreste, crean contrastes climáticos y biológicos significativos. Mientras que el noreste de la isla, conocido como “Alisiocanaria”, disfruta de una notable humedad y una densa vegetación debido a la formación de nubes entre los 600 y 1500 metros de altitud, el suroeste, llamado “Xerocanaria”, se caracteriza por su sequedad y escasa vegetación.
Con un radio medio de 23 km y una superficie de más de 1560 km2, Gran Canaria se despliega en una red de barrancos radiales que descienden desde su cumbre hasta la costa. Este relieve y las condiciones climáticas generan diferentes pisos de vegetación y ecosistemas singulares en la isla. En el norte, destacan sus imponentes acantilados, mientras que en el sur se encuentran sus playas paradisíacas de arena dorada. En el interior, los barrancos y lomas albergan una variada fauna y flora, desde suculentas y fauna invertebrada en las zonas bajas hasta bosques con una fascinante avifauna en las zonas más altas. Un auténtico “Jardín de las Hespérides” que alberga especies de flora y fauna únicas en el mundo.
Estos relieves, las diferentes condiciones climáticas y los tipos de suelo conforman los tres factores medioambientales que definen el escenario de los paisajes de viñedos en Gran Canaria. Ven a descubrir la belleza de esta región vitivinícola y déjate seducir por la magia de sus paisajes y la calidad de sus vinos.
La Ruta del Vino de Gran Canaria nace de la relación de diversos elementos unidos por un compromiso común: crear un producto de carácter eminentemente cultural, con un enfoque al sector turístico y al desarrollo de un sistema económico sostenibile.
Son varios los servicios que dan vida a esta experiencia: la hostelería, con alojamientos y restaurantes; servicios enológicos con bodegas, espacios vitícolas visitables y guachinches/bochinches. No faltan comercios y tiendas especializadas, así como enotecas y agroindustrias. Juegan un papel imprescindible las empresas de turismo activo, turoperadores locales, y guías turísticos formados en enoturismo.